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En «Laurus», Evgueni Vodolazkin vuelca sus conocimientos académicos (trabaja junto con su mujer como especialistas en ruso medieval en la investigación de fuentes documentales y legajos), cambiando los nombres, los sitios… sin anacronismos en la conducta y pensamiento de los personajes. Calificado por algún critico como el mejor libro reciente que habla de Dios.

18 de enero, Librería Dauro, Granada, 20:00. Nos encontramos de nuevo para hablar de literatura rusa contemporánea y, más concretamente, de una obra reciente: «Laurus«.

En esta nueva tertulia de Dauro, disfrutamos de la presencia de Rafael Guzmán Tirado, Catedrático del Departamento de Filología Griega y Filología Eslava de la Universidad de Granada, y de la Profesora Svetlana Ovsyannikova de la Universidad de Educación de Moscú, especialista en literatura rusa contemporánea, de visita en esta Universidad de Granada. La librería se convirtió en una pequeña aula académica.

Contra corriente

«Laurus» es un libro delicioso, “novela de amor, hagiografía y tratado de filosofía medieval sobre el tiempo, «Laurus» surgió como respuesta al cinismo postsoviético” (Marta Rebón, en El Mundo), obra cumbre de Evgueni Vodolazkin y de la literatura rusa contemporánea. Es un fenómeno literario bastante excepcional, más de 150.000 libros vendidos y traducido a 35 idiomas. Su autor es número uno en el ranking de autores rusos actuales. Svetlana nos contó que al preparar la edición del libro, la editora se resistía, no le veía sentido a publicar un libro científico sobre literatura medieval, porque el tema no parecía interesante. Sin embargo, pronto comenzó a entrar en la lista de libros premiados. Igualmente, Pavel Bazinski, colega de Vodolazkin, también premiado por una obra sobre Anna Karenina, y que formaba parte del jurado, le advirtió sinceramente que con este libro no iba a ningún lado porque no estaba de acuerdo con la tendencia principal; cuando la obra empezó a ser premiada, Bazinski rectificó y sentenció que “la tendencia principal había cambiado”.

Rafael Guzmán aportó un elemento clave para comprender la calidad literaria de «Laurus»: Vodolazkin es filólogo y trabaja en el la “Casa Pushkin”, de la Academia de Ciencias de Rusia, en San Petersburgo, en la sección de literatura rusa medieval. Trabaja con documentos y legajos, con las fuentes y, en palabras más o menos literales de Vodolazkin, en una excelente entrevista (Daniel Picó, The Objective), nos dice que todo lo que aparece en «Laurus» son hechos, pensamientos y comportamientos medievales reales, lógicamente cambiando nombres, lugares y circunstancias. No hay pues anacronismos. Es una novela histórica muy académica.

Reivindicación de la trascendencia

Reyes Ruiz encuentra tal complejidad y riqueza que analizarlo es tarea bien difícil. Le llama la atención, por ejemplo, la sistemática información sobre la botánica medieval, el mantenimiento –en el original, pero también en las traducciones por petición expresa del autor- de expresiones lingüísticas medievales, el simbolismo en el nombre del protagonista, Arsenij, que es cambiado cuatro veces por ser un hombre distinto en cada una de las etapas de su vida (Arsenij, Ustin tras el fallecimiento en parto de Ustina y su hijo, Ambrogij tras la muerte de su amigo italiano (la presencia del italiano Ambrogij en el libro es expresión, en palabras del propio Vodolazkin, del amor del autor por Europa), Laurus tras la toma de hábito en el convento de San Cirilo de su ciudad natal Slobodka.

La carga ensayística de esta novela histórica, en parte, consiste en la reivindicación para nuestro tiempo de una característica de la vida medieval, la trascendencia; las gentes tienen presente la eternidad (el “eje vertical”) mientras que en la edad moderna solo se vive en un eje horizontal, donde los acontecimientos se suceden y lo único que importa es lo último (futilidad), se idolatra el futuro y aparece la utopía (“y en nombre del futuro durante el régimen soviético se eliminaron millones de personas” –entrevista en The Objective).

Se contó en la tertulia una anécdota significativa de esta idea suya sobre el tiempo: Un profesor de literatura, amigo de Vodolazkin, le refería que en el examen de uno de sus cursos había caído «Laurus», y que una alumna le dijo que estuvo llorando durante dos semanas al leer la novela. El profesor preguntó a la alumna en qué siglo se desarrollaba la novela y no supo contestarle. El profesor amigo de Vodolazkin le pedía consejo al autor sobre qué nota ponerle. Vodolazkin le contestó que le pusiera un 10, “porque el tiempo no existe”.

Una novela sobre el pueblo ruso y sobre Dios

Para la profesora Svetlana Ovsyannikova, se puede decir de Vodolanzkin que es uno de los “autores con misión”, como por ejemplo lo fue Dostoieski, cuya obra se explica por la preocupación educativa del pueblo, con una visión religiosa, occidentalista y eslavófila a la vez. Se ha dicho de «Laurus» –Rafael Guzmán anotaba- que esta obra se ha incluido en la literatura mundial entre los diez mejores libros sobre Dios. Pero también y plenamente, es una novela histórica del pueblo ruso del siglo XV, con muchísimas aventuras inesperadas y continuas, humor y dolor que recuerdan la literatura del siglo de oro español, El Quijote o El lazarillo de Tormes.

El protagonista, Arsenij, movido por el dolor y el amor dedica toda una vida a hacer penitencia con su oficio de sanador en las epidemias, descuidando completamente su propia vida y su salud, acompañando a los enfermos hasta su curación o hasta su muerte, y todo ello con la intención de la salvación eterna de su amada y de su hijo.

Un libro apasionante. “Varios amigos que estuvieron en la tertulia me han dicho que han comprado el libro y lo están leyendo” me comentaba Rafael Guzmán al día siguiente. Y que otros asistentes, como Alfonso, historiador, “estuvieron simpatiquísimos y divertidos”, y la anécdota sobre la historia de la ensaladilla rusa, que en todas partes se llama rusa menos en Rusia, que contó Svetlana, le pareció genial.
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Reseña de Juan Rodríguez